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Hace ahora tres años, el nombre de Francisco Rojas Navarrete ocupaba un lugar de honor, de extremo a extremo de la Península, en las columnas de la Prensa. Era el nombre de un estudiante. Caso quizá, no muy frecuente: no se limitaba Francisco Rojas, por lo visto, a "manejar" las ideas de loa libros de texto; tenía, más bien, un "Ideal". Un ideal que profesaba con el instrumental —como dirían los pedagogos— de la voluntad. Se vio esto claramente entonces, tres años hace. La acción de Ifni convocó un "concurso" de patriotismo. Y Rojas Navarrete —alférez de la Milicia Universitaria— halló el premio en buena lid. Quiero decir que sucumbió, gloriosamente herido, en la campaña. Trajeron su cuerpo muerto, un día de niebla, por los caminos del aire. Era el primer oficial caído de la Milicia Universitaria. Tenía veintiún años. Tenía novia. Y madre... Dos días antes de su muerte escribió: "Estoy muy contento de ser soldado de España...". (Trajeron su cuerpo destrozado envuelto en los colores de España.)
Francisco Rojas Navarrete había nacido en Úbeda. Ha hecho bien Úbeda en erigir un monumento a su memoria, El 7 de diciembre de este año —tercer aniversario de su ofrenda— es la fecha de la inauguración. Se levanta en una calle terminal de la ciudad, no lejos de la muralla árabe, dando frente al Valle del Guadalquivir. Desde el lugar en que emplaza se divisa un amplio trozo de belleza: de paisaje. Desde ahora la Historia pone allí su acento. Y es como si este monumento, que proclama un loor a la juventud generosa, cobrase categoría de símbolo. Encarado al campo bético, asume una apología del esfuerzo, de la voluntad; de lo histórico, en fin, como rival de lo geográfico, de lo puramente geográfico. Porque la naturaleza es algo que nos es dado; la voluntad, en cambio, es algo que aportamos. La geografía es naturaleza; es voluntad la historia. La naturaleza, con el leve auxilio humano, ofrece productos. Es el hombre, con el auxilio sólo de Dios, quien aporta claridad. Y gracia. (¿El paisaje es bello? ¿Tiene una serenidad, una armonía? Pero no basta contemplar el paisaje con delectación ociosa. Hasta el paisaje se nos quita —hasta desaparece la geografía— si la acción no ensaya, en cada momento, su esfuerzo. En última instancia, la patria es un paisaje que la historia confía a nuestro personal cuidado. ¡Y por eso los hombres deben levantar monumentos a la voluntad frente al paisaje!)
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El conjunto artístico que perpetuará el recuerdo de Rojas Navarrete es obra del
escultor Ruiz Olmos y del arquitecto Rebollo Dicenta, autores del anteproyecto elegido al efecto entre catorce presentados en concurso nacional. Tiene una altura de
nueve metros. Consta de un basamento de granito sobre el que se eleva el cuerpo principal —también de granito— en forma de obelisco con relieves alegóricos. En su coronación, la figura del alférez con uniforme de la Milicia Universitaria, en bronce. Una comisión propuesta por el alcalde de Úbeda, bajo la presidencia honoraria del gobernador civil de la provincia de Jaén y la efectiva de D. Alfonso López Martínez, sembró entusiasmos y allegó recursos en pro de esta realización. Con la ciudad de Úbeda y su Ayuntamiento han coadyuvado, apoyando y facilitando el propósito, el Ministerio del Ejército, el Ministerio de Educación Nacional, la Milicia Universitaria, la Capitanía General de la Región, los centros docentes superiores, los Gobiernos Civil y Militar de la provincia, la Diputación, los Municipios todos de Jaén…
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