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¿Cultura es “eso que queda después de haberlo olvidado todo”? Bueno, pues, poco más o menos, la “situación” del escolar pasadas las vacaciones de verano.
El curso de la primaria ha comenzado el quince de septiembre. He aquí que intentamos poner en marcha el motor de la Escuela. Pero la maquinaria está oxidada. Los chiquillos “sacaron” su vida de las tareas escolares, se descalzaron la ciencia adquirida durante el curso, se desvistieron la gramática, la aritmética, la geografía... Todo lo dejaron, hecho un montoncito, para recogerlo luego, como esos bañistas de las playas solitarias. Sí, nuestros escolares se bañaron en las delicias de julio y agosto: empezaron a nadar, nadar, en su libertad. Ahora regresan empapaditos, vienen a recoger su “ropa de ciencia” que abandonaron hecha un montoncito. ¡Qué arrugadilla está, Señor! ¡Qué sucia!... Ahora hay que darle un jabón antes de que vuelvan a ponérsela. Así como está no les sirve.
Estos primeros días, no hay otra tarea en la escuela sino la de lavotear. Ahora hay que adecentar las cosas que ellos –los chiquillos- sabían, pero que, como fueron a bañarse, dejaron abandonadas. Toda la ciencia de los pobres está chapoteada, desgarrada, picada. A lavar y a planchar, maestro. Y a zurcir... A volver a coser conocimientos que se deshilacharon; a enmendar rotos en la costura de las lecciones aprendidas.
- Pero, ¿es posible, Pepito, que ya no sepas dónde está el Cabo Lindesnés?
- Vaya con Andrés. Tan frágil es tu memoria que tuvieron que rompérsete los quebrados...
- ¿Cinco por nueve son cuarenta, Manolito? ¡Ah, de la tabla de multiplicar!
- ¿León es verbo, Ángelito? ¡No me digas!...
Pepito, Andrés, Manolito, Angelito han vuelto a la escuela, pasadas las vacaciones, con todos sus conocimientos descabezados. ¡Al pegamento Imedio, maestro amigo, que dicen que todo lo resuelve! Otra vez la Escuela con su disciplina, su horario, sus materias. Las inteligencias de los alumnos son espiguitas tronchadas. Vamos a enderezarlas. Pepito, Andrés, Manolito y Angelito están ya ahí con su cartera, con su pluma intacta, con su cuaderno que acaban de comprar. Borrón y cuenta nueva. ¡Vamos a ver cómo les entramos! ¡Vamos a ver qué hacemos para deshollinar todo cuanto sabían y que, de momento,
no recuerdan!
Lavar, coser, planchar, pegar, deshollinar. Todo eso tiene que hacer el maestro al comenzar el curso con la ciencia de sus alumnos. Y luego dicen que... la educación es cara.
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