|
Pero la Primavera, que la Naturaleza ensaya cada año con dudoso éxito, puede lograrse, probablemente mejor y con más garantía, en el alma de cada hombre.
Y alguien preguntará: ¿Cuando es Primavera en el hombre?
Y podrá responderse: Siempre que en su espíritu germina una ilusión en el lugar que ocupa un desengaño. O siempre que un amor se alza sobre una mezquindad. O siempre que una sonrisa decide enterrar a un llanto. O siempre que un propósito con velamen jubiloso se prepara a surcar las inmensas aguas quietas de un egoísmo, es decir, de un inmovilismo.
Pero muchos confunden la Primavera con la frivolidad. O la hacen cómplice de los contubernios de la carne. Y la esperan como a una Celestina:
-Caramba; ya está aquí la Primavera -dicen- . Aligerar la ropa y a vivir.
De otra parte, los jóvenes -algunos- creen que la Primavera se les da en exclusiva. Y no: la Primavera es de todos, porque está dentro de cada uno. Y sólo falta que cada uno se decida a buscarla.
La Primavera es un estilo. La Primavera es decir: Creo. Y decirlo con alegría.
|