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Aparcamientos incontrolados

Antonio Almagro García

en Diario Jaén. 16 de abril de 1993

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Desde hace ya algún tiempo, por razones obvias, se viene defendiendo desde los diversos medios de comunicación locales y desde organismos oficiales como la Concejalía de Turismo la imperiosa necesidad de fomentar en nuestra ciudad un turismo de interior y de carácter cultural como fuente de ingresos que podría paliar algunas de las penurias económicas que nos embargan y como, además, inigualable plataforma para darnos a conocer ante un tipo de demanda turística que exige algo más que sol, playas y vida nocturna.





Vista de la Plaza Vázquez de Molina



Es justo reconocer que en este sentido se han arbitrado, siempre dentro de penurias económicas, oportunas medidas que han provocado que nuestra ciudad sea visitada por un elevado número de personas aunque sólo sea de paso y por poco tiempo por la falta de una infraestructura hotelera más apropiada y acorde con las crecientes necesidades de un turismo, que por su propia naturaleza cultural, cada vez se torna mas exigente.

Pero no se trata aquí de volver sobre lo publicado en este sentido. Se trata de conservar y presentar lo que tenemos en las mejores condiciones para los que nos visitan y para, lo que es más importante, nosotros mismos.

No hace muchos días me vi en la necesidad de realizar unas fotografías en la plaza de Santa María, pero me fue del todo imposible por la "plaga" de automóviles y autobuses que la utilizan como el más amplio e inapropiado de los aparcamientos. Y no se trata ya de realizar fotografías, se trata de que se convierte en una aventura, por la cantidad de vueltas y más vueltas que hay que dar, ver íntegramente cualquiera de los monumentos que allí se ubican.







Ahora que tan de moda está compararnos con Italia, especialmente, y con otros países europeos en los males políticos, sociales, económicos... y para ello basta con ver cualquiera de los noticiarios de las diversas cadenas de televisión en los que sin cesar se nos dice que lo que nos pasa no es tan grave porque ya ha ocurrido, pero acrecentado, en el resto de Europa, se me ocurre que bien cabría también el parangón en algo tan simple como cuidar los pequeños detalles que hacen que todo el que nos visite se sienta mejor, pero creo que aquí se sería más difícil por la imposibilidad de hacerlo.

Si no podemos imaginarnos ver convertidas en aparcamientos la plaza del Duomo de Milán, o la de San Pedro de Roma, o la de los Milagros de Pisa, o la de la Signoría de Florencia, o cualquier otra, por qué los ubetenses, con otros muchos españoles, hemos de ir por delante de los que llevan años haciendo del turismo cultural una base fundamental de su economía.






Vista parcial del Parador y de El Salvador una tarde de sábado


Si a los problemas de infraestructura que citábamos al principio, unimos el descuido de detalles como la falta de guías especializados, de horarios y de información que facilite el acceso a nuestros monumentos y el verlos convertidos en su entorno en gigantescos aparcamientos, difícilmente conseguiremos hacer de nuestra ciudad un punto de destino cultural. Seguirá siendo un lugar de paso apresurado de los mismos turistas, no de visitantes, que vomitados de gigantescos autobuses son poco exigentes para protestar de las explicaciones que se les ofrecen y, mucho menos, del deterioro que supone ver una plaza única convertida en el mayor y más artístico aparcamiento "vigilado", eso sí, desde los balcones de las Casas Consistoriales por nuestras autoridades municipales.


(Publicado en el diario Jaén el 16 de abril de 1993).