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2. Medardo Fraile dentro del panorama literario español
Medardo Fraile nació en 1925 en Madrid, en cuya Universidad obtuvo la licenciatura en Filosofía y Letras. Actualmente es Profesor de Literatura Española en la Universidad de Glasgow.
Su actividad literaria ha tenido un amplio desarrollo tanto en el campo de la creación artística como en el de la crítica. En 1946 fundó el primer grupo de teatro experimental de nuestra postguerra, "Arte Nuevo", junto a dramaturgos tan conocidos como Alfonso Sastre y Alfonso Paso. A estos inicios seguiría una fructífera labor teatral como director, crítico y autor, destacando en esta última faceta "El hermano" (1948), breve pieza que obtuvo un gran éxito a través de sucesivas representaciones.
Pero es sin duda en el campo de la narración corta donde la crítica especializada le ha concedido los mayores elogios, hasta el punto de encumbrarlo a los primeros puestos del género durante las últimas décadas, como lo prueba el hecho de figurar en diversas antologías publicadas en España y otros países.
Sus primeros libros de relatos son Cuentos con algún amor (Madrid, Edic. Juglaría, 1954) y A la luz cambian las cosas (Torrelavega, Edic. Cantalapiedra, 1959). La mayor parte de estos relatos fueron reunidos más tarde bajo el título Con los días contados (Madrid, Edic. Doncel, 1972), si bien con anterioridad había sacado a la luz otras dos colecciones: Cuentos de Verdad (Madrid, Edit. Nacional, 1964) y Descubridor de nada y otros cuentos (Madrid, Prensa Española, 1970). Recientemente ha publicado la antología Cuento español de posguerra (Madrid, Cátedra, 1986), en la que recoge textos de diversos autores (varios de ellos son primeras figuras de la narrativa española actual), incluido el propio antólogo. Ha recibido importantes galardones literarios, entre los que merecen destacarse el Premio "Sésamo" (1956) y el Premio de la "Crítica" (1965).
Su actividad como director y colaborador en diversas revistas y periódicos, en un apretado "curriculum" con el que no vamos a cansar aquí, completan su prolífica carrera literaria.
Detengámonos un poco en su obra narrativa, ya que es la que en estos momentos nos interesa.
Medardo Fraile nace a la literatura en el momento en que triunfaba la corriente del llamado "realismo social", aunque se aparta en bastante medida de esta estética, dominadora por entonces en nuestras letras.
Como atinadamente observa Santos Sanz Villanueva, "la problemática social, laboral de los protagonistas no cuenta en absoluto, y Fraile prefiere ceñirse a la dimensión personal de los individuos desde una postura que puede denominarse humanitaria y que tiene que ver con la actitud de lo que he llamado tendencia neorrealista,.. El punto de arranque narrativo es de tipo realista –e incluso con situaciones costumbristas–, pero pronto la anécdota se desvanece y nos deja sólo con el problema del individuo, por lo cual el análisis psicológico sobresale sobre otros posibles aspectos" (3).
Este es el caso, por ejemplo, de "El caramelo de limón" (4), narración en la que los caramelos que el protagonista, un agente de ventas, compra a su esposa enferma, sirve al autor para trasladarse a su niñez y juventud. Y es precisamente en esta evocación donde hacen acto de presencia, en dos momentos, sus recuerdos del tiempo pasado en Úbeda, como el propio Fraile ha reconocido en la carta que transcribíamos al principio.
En cuanto al estilo de M. Fraile, diremos que es sencillo, de frase corta, acorde con el contenido del relato, en el que destaca la nota impresionista. Y por idéntica razón, la estructura de los relatos suele ser simple, con predominio de la tercera persona y algunas veces de la primera. Es, en definitiva, el arte de lo sencillo, de lo íntimo, con lo que el autor trata de hacer partícipe al lector de sus vivencias personales.
3. "Autobiografía": Del cuento a la novela.
La última obra de Fraile, Autobiografía, no supone un cambio de rumbo en su trayectoria narrativa, sino la culminación de la técnica presente en los relatos anteriores. El marco espacio-temporal se abre ahora hasta formar un cuento extenso (digamos novela), pero el mundo narrativo sigue siendo el mismo: la palpitación de lo auténtico, de lo verdadero; precisamente porque se ha vivido y está presente en la mente del autor. Y todo ello en un estilo impresionista, de frase corta, característica ya palpable, como hemos apuntado, en sus narraciones cortas.
El mismo título de la obra pone al lector en la pista de lo que va a encontrarse en sus páginas. Medardo Fraile, a sus sesenta años, vuelve a la época de su más temprana niñez, intentando recuperar aquellos momentos vividos con intensidad por toda la familia ante la inminencia de la muerte de la madre que los abandonó cuando Medardo contaba sólo cinco años.
Es al final de la década de los 20 cuando se sitúa esta historia familiar, vista desde la óptica del niño-protagonista, Manuel, por la que desfila una apretada nómina de personajes: sus padres, Julián y Gabriela; su tía Faustina, hermana de Gabriela, que vive con ellos; doña Leocadia, señora muy querida de la familia, a la que han servido las dos hermanas; tíos, primos, amigos, vecinos...
El escenario es Madrid, precisamente en unos tiempos cruciales de nuestra historia, aunque no faltan las referencias a otros lugares. Es evidente que la España de la Preguerra está presente como telón de fondo, hasta el punto de que el autor no ha rehuído alguna nota truculenta, que sirve, en cierta forma, para dar mayor verismo al relato.
"Casi diría —opina Pedro Antonio Urbina— que está tan traducida al libro la preguerra española, que en ocasiones parece estar viéndose un documental, aquí hecho libro. Un libro en el que, sensiblemente, me parece que sobresale el sonido de las cosas; en el que muchas personas entran y salen del inmenso teatro de ese Madrid descrito: personas, las más, con breves papeles, pero que en sus pocos trazos dan el color, la voz, que va creando el ambiente. Y lugares, paisajes, que, igualmente con economía de medios expresivos, se autoafirman y dejan el rastro de su fuerte presencia" (5).
No obstante, este panorama es sólo el cañamazo en el que Fraile nos entreteje esta historia familiar, vivida con intensidad por todos los personajes, los cuales dialogan o monologan, revelándonos su vivir; pero un vivir lleno de calor humano en el que parece hacérsenos una invitación a sentirnos más hombres, aceptando la realidad que las circunstancias nos deparan.
Ni la enfermedad y temprana muerte de la madre, sustrato argumental de la novela, ni la turbulenta historia española que sirve de encuadre temporal propician la consideración entristecida o la nostalgia amarga, tan típicas de otras recreaciones literarias. Medardo Fraile ha querido seguir siendo fiel a su trayectoria artística, trazada ya desde sus primeras narraciones cortas.
(Continuará)
Aurello Valladares Reguero
(3) Historia de la novela social española (1942-1975), Madrid, Alhambra, 1980, T. II, p. 807.
(4) Se incluye en su segundo libro A la luz cambian las cosas, Torrelavega, Edic. Cantalapiedra, 1959, pp. 141-152.
(5) Reseña de la obra, publicada en el suplemento ABC Literario (6 de junio de 1987, p. VII).
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