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INTRODUCCIÓN
Son relativamente frecuentes, como algunos conocen, mis visitas a la Biblioteca Nacional de Madrid, donde llevo pasadas muchas horas de estos últimos años indagando sobre distintos aspectos relacionados con Úbeda y la provincia de jaén. Mi experiencia en estas lides me ha confirmado repetidas veces ese viejo principio que conoce todo investigador: no siempre lo que se busca se encuentra, aunque también, cuando menos se espera, aparece lo que no se buscaba. Y esto es lo que me ocurrió este verano pasado. Andaba yo por la sección de publicaciones periódicas de la citada biblioteca recabando notas sobre autores jiennenses del siglo XIX, algunos de ellos asiduos colaboradores de la prensa madrileña, cuando la suerte quiso que me topara, en un rotativo de la capital, con una curiosa noticia sobre las actividades del Liceo de Úbeda, la cual, a su vez, remitía a la de otro periódico, donde se habla de la creación de un nuevo Liceo; y así..., como si de cerezas se tratara, hasta que logré reunir cuatro sabre el mismo asunto.
Corría el año 1848, época en que nuestra ciudad todavía no contaba con periódicos, dado que hasta el 25 de agosto de 1861 no saldría ala calle el primer número de El Eco Ebdetense, semanario al que, según la que hasta ahora se conoce, cabe el honroso título de decano de las publicaciones periódicas ubetenses. Sin embargo, ya por entonces la prensa madrileña se hacía eco de lo que aquí ocurría, sirviéndose para ello de las crónicas que puntualmente iban remitiendo sus corresponsales acreditados en la ciudad de los Cerros.
Por el momento voy a detenerme en las cuatro noticias arriba mencionadas (quizá en otra ocasión tenga la oportunidad de dar a conocer algunas más), todas ellas relativamente breves, en las que, como ya he adelantado, se informa sobre las actividades culturales de dos Liceos ubetenses, asociaciones que, por lo que luego veremos, tenían entre sus objetivos prioritarios ofrecer al público en general espectáculos de teatro y, a veces, de música.
Estos hechos, como alguien ya habrá sospechado, no estuvieron exentos de polémica. Las actuaciones de algunos directivos del primer Liceo provocaron la fundación de uno nuevo, siempre con motivos ideológicas por el medio, circunstancia que propiciaría el consiguiente intercambio de criticas. Y como por entonces había –al menos en Madrid– periódicos para todos los gustos, nadie se quedaba sin la posibilidad de exponer sus personales puntos de vista.
Algo de todo ello podremos comprobar en la pequeña antología periodística que voy a presentar ahora. Siguiendo un orden cronológico, paso a ofrecerles el texto de las referidas noticias, que me limitaré a reproducir con total fidelidad, si bien adecuando la acentuación y grafías originales a la normativa académica actual y subsanando alguna falta de ortografía, deslizada, sin duda, como consecuencia de las típicas prisas de los gacetilleros. Únicamente me permito introducir algún comentario o nota aclaratoria, en orden a una mejor comprensión por parte del lector, cuando entiendo que la ocasión así lo requiere, y, claro está, hasta donde mis conocimientos alcancen. Por cierto, la elaboración de algunas notas (en concreto, las relativas a la identificación de dos obras teatrales, de las que en su momento se hablará) me ha supuesto mucho tiempo de penosa indagación –incluido el seguimiento de alguna pista falsa–, muy superior al dedicado al resto de este artículo, aunque finalmente con resultado positivo. Son los gajes del oficio de investigador, a los que aludía al comienzo.
Quisiera adelantar que no es mi intención, por supuesto, descubrir aspectos de importancia trascendental en la vida de Úbeda, sino, sencillamente, recordar un fragmento de su "pequeña historia", ésa que tanto ayuda a entender la evolución de nuestros pueblos.
Dicen los viejos del lugar que nuestra ciudad ha contado siempre con una notable tradición teatral (e incluso musical). Por si acaso alguien lo pone en duda, aquí tiene una prueba bien elocuente; y no sacada de ayer, sino de hace, exactamente, siglo y medio: de 1848.
1. CREACIÓN DEL LICEO DE ÚBEDA
En la sección de "Noticias de España" del periódico madrileño El Eco del Comercio, en su edición correspondiente al sábado 26 de febrero de 1848 (p. 1), aparece la siguiente noticia, fechada en Ubeda el 22 de febrero y con la firma del "Corresponsal del Eco":
«Se ha establecido en esta ciudad un liceo con 80 socios, los que se han brindado para dar cada quincena en el teatro una función dramática. Varias son las que hasta hoy se han representado; pero la última celebrada el domingo 13 del corriente mes llenó los deseos del público.
El puñal del godo (1) y El pelo de la dehesa (2) fueron las dos piezas escogidas que se representaron, y en honor a la verdad debemos decir que la ejecución fue más esmerada de lo que esperábamos de unos aficionados que tan poco tiempo hace están dedicados a un trabajo tan difícil de desempeñar en tan cortos ensayos.
Los espectadores quedaron complacidos, porque vieron los rápidos adelantos que los jóvenes de esta población van haciendo. Deseamos que prosigan sus tareas con constancia y estudio, pues quizá algunos de ellos cojan merecidos laureles en tan difícil carrera.
Nosotros, que somos amantes del progreso y cultura de los pueblos, faltaríamos a nuestras convicciones si no aplaudiéramos sinceramente la ocupación de estas personas que acaso contribuyan a que muchos se consagren al cultivo de un entretenimiento que suaviza las costumbres e instruye deleitando.
Sucesivamente daremos cuenta de las funciones que se ejecutan, teniéndoles al corriente de los adelantos que se vayan consiguiendo."
El Liceo ubetense quería empezar con buen pie su programa teatral y para ello nada mejor que recurrir a dos primeras figuras del panorama literario del momento, José Zorrilla y Manuel Bretón de los Herreros, que ya por entonces habían dado a conocer lo mejor de su producción dramática.
Es lógico, pues, el entusiasmo con que el corresponsal de El Eco del Comercio redacta la noticia, aplaudiendo la iniciativa que tanto bien iba a proporcionar a los ubetenses, de acuerdo con el lema clásico del "instruir deleitando".
(Continuará)
Aurelio Valladares Reguero
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