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Escribo a los ubetenses de fuera de Úbeda. A los ubetenses de Úbeda, suele a veces olvidársenos nuestro pueblo. A los que no se les olvida es a los que están -a los que estáis en Madrid, en Sevilla, en Tarragona, en Pamplona o en Pontevedra. Bueno, desde aquí, os digo: ¿Qué "regomello" os entra en el cuerpo durante estos días de septiembre? Ya se llevaron a la Virgen -este año, justamente el nueve de septiembre, -¡aquella fecha tan ubetense con cuyo tema yo escribí mi primer cuento para unos Juegos Florales! -, ya se llevaron a la Virgen y pasaron "las calores". Sabéis que por aquí, al calor, cuando aprieta en julio y agosto sin recato, se le llama "la calor". Decir "la calor" resulta más furioso; es casi una ira de hembra provocativa. Sí; el calor de la Virgen de Agosto, y el de San Roque -¿quién se acuerda de la verbena de San Roque de Ubeda en la calle del Cristo del Gallo y en la Coronada? - es espantoso. Ese ya se fue. Pero si la calor es ida, ha quedado aún el calor. Más tolerable, pero "mansino", hace sentir su poder aun en las fechas próximas a San Miguel. No ha caído ni una gota este septiembre y ya tenéis, donde quiera que estéis, que ir pidiéndole a la Virgen de Guadalupe que caiga aunque sea una "rociá" (porque post-conciliares y todo, seguimos sabiendo que a la Virgen hay que seguir pidiéndole cosas espirituales y temporales. Incluso puede pedírsele a la Virgen que venga un "temporal" de lluvias. De esos que convierten en un río a la calle Don Juan y que no venga nadie a reírse de estas peticiones porque, entre nosotros, pincha en hueso). ¿Por dónde íbamos? Pues... porque no llueve. No está este año ese septiembre de tardes anaranjadas o amembrilladas con dulzores de zumos de otoño. No: esta vez septiembre vino duro, seca las fuentes, si bien "lo del agua" parece haberse remediado por fin en Úbeda, aquí donde otrora (perdón por el "otrora") tanto ,padecimos.
... Pero ¡si ya está aquí la feria, hombre! Ya lo sabíais supongo: este año la feria inaugura nuevo... "real". Va a estar situada en la calle 18 de Julio y en el Ejido. La calle 18 de Julio es "anchurosa" y ajardinada. La han puesto que da gusto. Quizás es la más larga de la Ciudad. Esta parte de Ubeda, antes tan desangelada, cobra vigor y color. Prolifera por aquí nuestro pueblo. Pero, ¿hay otros barrios ubetenses que, mientras se mueren? No, no. Nada se muere en Ubeda. Yo, que me he convertido en un andariego de campeonato; yo que "pateo" Ubeda de punta a punta casi todos los días, puedo aseguraros que desde la Fuente de las Risas hasta el Risquillo, desde la Torrenueva al Alcázar, desde San Lorenzo a la Cuesta de Cobatillas, desde la calle Valencia a la calle Caldereros, subsiste una vitalidad. Sigue construyéndose por todas partes. No sé si sabéis que al final de la calle del Trillo hay una casa que tiene dos pisos menos que la Telefónica, ese edificio madrileño que hace treinta o cuarenta años era el más alto de España. Lo que hace falta es que esa vitalidad sepa aliar su desarrollo con un enraizamiento ubetense ubetensista. Porque seremos más "universales" -más comprensivos, más ecuménicos e incluso más cultos- cuando más de nuestro pueblo seamos. Esta publicación sale para los ubetenses todos y, especialmente, para los que, lejos de su pueblo, siguen enraizados en sus usos y costumbres. Estar enraizado en el pueblo natal es mantenerse en viva continuidad con la infancia. Y es saber que no se puede vivir sólo de la respiración de ahora y que el aire que respiramos hace veinte años vale todavía.
En fin, antes o después vendrá el otoño, esa época que tan bien sienta a Ubeda. Pasará San Miguel y oleremos a tierra mojada, y los atardeceres vendimiarán nostalgias y recuerdos. El sol se dulcificará y Úbeda tendrá sabor de uva. Y cuando en los días aledaños a Todos los Santos, vengan las primeras castañas y nos pongamos la gabardina, entonces, nuestro pueblo habrá alcanzado su punto. La gente vulgar habla mal del otoño y dice que es una estación triste. ¡Mentira! (Estación triste, la de Doña Godina, en la provincia de Segovia, donde nada más para el correo medio minuto!). El otoño, sí, tiene dulcedumbres, tiene melancolías. Pero eso ,no es tristeza: eso es plata fina.
¿Noticias? Por ejemplo que ya tenemos en la Ciudad una Escuela Universitaria. La Escuela de Magisterio de la "Sagrada Familia" -no digáis "Safa"; que huele a plástico o a abono sintético- se ha transformado, por reciente disposición en Escuela Universitaria. Ubeda tiene muchos y buenos centros docentes. Y la verdad es que nuestros estudiantes pujan donde quiera que vayan. ¿Os informastéis del reciente éxito, en "Subasta de Triunfos"- en Televisión, del equipo de Úbeda? Ahora se les prepara un acto de cordial simpatía por primera iniciativa del Instituto de Enseñanza Media "San Juan de la Cruz"...
¡San Juan de la Cruz! Si Dios quiere, en mi próxima carta hablaremos de San Juan de la Cruz. No, no está en Ubeda su recuerdo lo vivo que debiera estar. (Claro que sí, todavía en Úbeda hay cosas que no funcionan. Esta y otras. Esta y... bastantes más).A ver si en esta publicación de los ubetenses, y para los ubetenses, sale un "Zoilo'; es decir, un crítico que ponga el dedo en la llaga. (O los dedos en las llagas).
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