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en Gavellar. Año V, nº 60-61. 1978, pp. 15-16 |
La epidemia de la peste de 1681 en Úbeda (I) Con este documentado trabajo inicia su colaboración en GAVELLAR Luis Juan Gómez, un joven ubetense, estudiante de Historia Moderna y Contemporánea en la Universidad Autónoma de Madrid. El tema es interesante, y se desarrollará a lo largo de varios capítulos. Sea bien venido a nuestras páginas nuestro nuevo colaborador.
en Gavellar. Año VI, nº 62-63. Enero-Febrero de 1979, p. 4 |
La epidemia de la peste de 1681 en Úbeda (II) En la segunda mitad del siglo seguimos encontrando constantes alusiones a la enfermedad. Las medidas de seguridad vuelven a aoentuarse en diversos años. De 1676 hay una relación detallada de los gastos en la construcción de una cerca en las calles que dieran al campo con la intención de aumentar la eficacia en el control del tráfico humano y comercial con otras ciudades.
en Gavellar. Año VI, nº 64. Marzo de 1979, p. |
La epidemia de la peste de 1681 en Úbeda (III) Al llegar el verano, el índice de mortandad aumenta vertiginosamente. En el mes de julio, 360 personas se vieron afectadas por la epidemia y de ellas murieron 214, según se desprende de las puntuales relaciones que sobre la enfermedad hacia el alcalde, don Juan Montero Espinosa, en su correspondencia diaria.
en Gavellar. Año VI, nº 66. Mayo de 1979, p. 11 |
La epidemia de la peste de 1861 en Úbeda (y IV) Hay muchos y variados testimonios de gentes que se vieron afectadas de una u otra manera por la situación anormal creada por la enfermedad. Entre los múltiples ejemplos está la solicitud de María de Atençia, viuda del barbero y cirujano Francisco Martínez, que fue a curar al hospital de Santiago y en él falleció a consecuencia del contagio.
en Gavellar. Año VI, nº 67-68. Junio-Julio de 1979, pp. 15-16 |
Conflictos entre el Convento de la Trinidad y las autoridades de Úbeda durante el siglo XVII En la colaboración anterior sobre la epidemia de peste de 1681 registrábamos un grave conflicto entre el clero y el alcalde mayor y regidores de Úbeda. El motivo concreto era da confiscación forzosa por parte de estos últimos de los fondos procedentes del pago y diezmos y otras contribuciones en los domicilios del presbítero canónigo de Santa María y del prior don Juan de Quesada con el fin de sufragar los gastos que ocasionaba el hospital de Santiago durante la epidemia.
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